28 diciembre 2008

Caótica Ana

Ana es la mujer universal, el principio de la película nos anticipa su destino como la mujer de las cavernas, la mujer inicial, la mujer que es todas las mujeres, mejor dicho, todas las pioneras. La sexta película del autor vasco (siguiendo la temática propia del autor, dejemos de lado la Pelota Vasca y sus cortometrajes) es decididamente feminista. Cuando hasta entonces siempre han tenido sus mujeres definitivamente más personalidad, en esta pelicula la casi ausencia de personajes masculinos relevantes consigue que la debutante Manuela Vellés estructure la película y la haga evolucionar a través de sus distintos parajes.
De la película lo que más me ha sorprendido es esta estructura itinerante a través del tiempo y de la geografía, las vidas de Ana y el desconocimiento de su vida propia... A través de sus trances viajamos a una expedición alpinista de mujeres o a las reservas americanas que originalmente habitaban únicamente los indios. La historia parte de una serie de cuadros pintados por la hermana de Médem (Ana), una pintura naïv de colores estridentes como la personalidad de Ana (el personaje).
Caótica Ana es una historia difícil de aceptar por el espectador. Es un relato fantástico con tintes utópicos como lo pueden ser Brazil (Terry Gilliam, 1985) o 1984 (George Orwell, 1949) a la ciencia ficción, pero con demasiadas referencias (o pretensiones) que la unen a la vida real, lo que desconcierta más que convence. Vemos la locura de una jóven con los ojos sanos del resto de personajes de la película, y asistimos atónitamente a la degradación de sus delirios causantes de enorme sufrimiento al nivel de un experimento de videoarte, y eso es lo que genera poco a poco una rabia contra el resto de los personajes de la película que deja al espectador huérfano de identificaciones, pues Ana resulta a mis ojos un ser tan incomprendido e incomprensible como si soltases a Winston Smith (1984) en este mundo.

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