10 junio 2012

En el papel como en la vida real

Las parejas de papel bien dibujadas, entiéndase en las viñetas y la literatura dedicada al tema pareja, son aquellas (no siempre, pero las mejores de las veces) en las que ves tu propia vida de pareja reflejada. No se trata de acumular cientos de tópicos atribuidos a un género y al otro, meterlos en una coctelera y elegir las reacciones más dispares y ponerlas a convivir en un universo de ficción... Sobre todo en un mundo en el que una pareja no tiene porque ser el reflejo de Venus vs. Marte, sino que se dan constelaciones de venuses y martes en pareja.

La viñeta sobre la pareja bien conseguida es la que entiende que una pareja es la circunstancia estar con alguien de tal manera que lo peor de una persona se vuelve cotidiano y a veces querido por otra persona... en eso se diferencia a la amistad (a quien siempre ocultaremos los rincones más oscuros de nuestra personalidad) o a la familia (quienes conocen estos rincones, pero precisamente suelen ser motivo de peleas y rencores).


La viñeta o la literatura (ligera) sobre la pareja, ha venido reflejando el mundo de pareja tradicional, el hombre un tanto descuidado o como el componente infantil de la ecuación, y la mujer como la organizadora y la parte maternal y responsable del ensemble. Lo que nadie dice es que el lector se vea reflejado en el personaje de su propio género. El lector verá. Me gustaría encontrar una pareja que me permitiera travestirme temporalmente, pero todavía no ha habido ocasión.


Viivi es una mujer que vive con un cerdo, no como mascota, sino que es su pareja. Wagner, así lo ha decidido el dibujante Jussi “Juba” Tuomola, como en su día ya hizo Art Spiegelman en Maus, es un puerco insolente antropomórfico, quien se considera a sí mismo la mayoría de las veces cerdo; y actuando como tal, Viivi lo encuentra ocasionalmente irritante. A su vez ella entiende esta circunstancia (entre otras, el gusto por devorar el envoltorio junto con el alimento) como algo inherente a su pareja y sin intentar 'civilizarlo', ha aprendido a aceptarlo. Esta relación, más bien esta reacción que veo que se repite entre Viivi ja (y) Wagner y en general en el mundo de la viñeta, es una fórmula secreta del éxito muy real.


En otras ocasiones en la pareja de papel, he encontrado un reflejo de un síntoma de que algo va mal en la vida real. Es el caso del popular novelista británico Nick Hornby (popular, sobre todo, por las adaptaciones al cine de sus novelas más conocidas). Hornby logró captar perfectamente en “Juliet, Naked” el espíritu del melómano fan esquizoide incondicional, tanto, que nos imaginamos, que para crear a Duncan se ha inspirado una versión -nuevamente- de sí mismo. Pero lo que a mí me llamó más la atención de esta novela es la constelación novio freak versus novia contagiada. Ella, quien comparte igual una fracción de la afición de su pareja, pero sin confundirlo con locura persecutoria. Cuántas veces eso se convierte en lo único que mantiene una pareja unida hasta que el lino se hila tan fino que se rompe.


En el papel como en la vida misma, la disparidad excesiva termina pasando factura. Si no se encuentra un terreno común, el tandem se separa, se dispersa y se termina perdiendo el uno del otro (u otra); incluso (con o sin cuernos), se encuentra un camino hacia 'otro planeta' en el que se puede reanudar el siguiente capítulo.

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1 comentario:

Compañía Pantoteatro dijo...

Me ha encantado inesona, yo que me quedé con mis comics fantásticos yankis y los desagradables medievales franchutes..... pero me gusta lo que dices, fíjate, a marchas forzadas y contra reloj me siento super identificada con lo que dices.
Me gusta, escribes mejor que yo ;)